"Vivir en el mundo sin conocer las leyes de la naturaleza es como ignorar la lengua
del país en el que uno ha nacido"


Hazrat Inayat Khan (místico musulmán sufí)
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Sexo y muerte están en los genes


¿Por qué tenemos que morir? ¿Qué relación puede haber entre el sexo y la muerte? ¿Los genes nos determinan hasta en esos momentos? Pues sí, como veremos, el sexo tiene una relación directa con la muerte de forma que la segunda no existiría de no existir la primera. Más aún, el propio sexo fue el que dio lugar a que apareciera la muerte.

No se preocupen, este no es un blog con moralina religiosa encubierta, nada más distante de mis ideas. Se trata sola y exclusivamente de nuestros genes y de su evolución.
¿Qué es el sexo? Todos saben que, aparte de una forma de pasárselo muy bien, es nuestro sistema de reproducción y el de la inmensa mayoría de los seres vivos que habitan el planeta, incluidas las plantas, algas, hongos y la mayoría de los microorganismos.

Pero no siempre existió el sexo como mecanismo reproductivo. En los 3.800 millones de años que ha habido vida sobre la Tierra, durante el 84% de ese tiempo no existió el sexo. Durante esos 3.200 millones de años (Ma) las bacterias fueron prácticamente los únicos moradores terráqueos. Su reproducción es muy sencilla: desde que nacen crecen en tamaño hasta alcanzar el doble y en ese momento se parten por la mitad cuidando, eso siempre, de que su ADN, es decir su herencia, también se duplique para que al dividirse cada célula recién nacida lleve la copia completa de su genoma.

Como cuando se hacen viejas las bacterias se parten por la mitad dando dos recién nacidas, nunca muere ninguna excepto por causas externas a ellas como la contaminación del medio ambiente (siempre hubo contaminación y siempre se las arreglaron para sacarle beneficio) o la aparición de otros microorganismos que las eliminaban fabricando productos antibacterianos (los antibióticos son así de antiguos, nada de invento humano).

Los múltiples mecanismos que actúan sobre la evolución hicieron que la reproducción sexual apareciera hace unos 600 Ma en algunos de los microorganismos unicelulares de la época. Desde entonces, el éxito evolutivo de esta forma de reproducción ha sido tan elevado que todos los seres vivos aparecidos posterior a su invento han tenido y tienen esa forma de reproducirse.

El éxito fundamental del sexo ha sido la aparición de una gran variabilidad genética que es la base para la evolución. Con la aparición de esta forma de reproducción surgió la gran explosión de la diversidad biológica que dio, en primer lugar, a la aparición de los primeros organismos pluricelulares y, poco después a lo que se conoce como la explosión cámbrica, a veces conocido como el Big Bang de la Biología, que se inició hace unos 540 Ma durante la que aparecieron los primeros representantes de todos los grupos de animales y plantas.

Este éxito fue suficiente como para contrarrestar algunos inconvenientes como el enorme gasto energético de la búsqueda de la pareja sexual y, sobre todo, la reducción de la descendencia. Esta reducción es fácil ver con el siguiente ejemplo: si todos los individuos de una población dieran dos descendientes, en las especies asexuadas, las bacterias, cada individuo daría dos descendientes, estos 2 darían 4 que darían 8 y así se incrementaría la población de forma exponencial. En las especies sexuadas, por el contrario, si un individuo da dos descendientes pero requiere una pareja para darlos, el número de individuos no variará (mira en la figura que adjunto la reproducción: a)  sexual, b) asexual). Así parece que sexo y reproducción son conceptos contrarios ya que, mientras en la reproducción una célula se divide en dos, el sexo implica la fusión de dos células para formar una sola (Maynard Smith J,1979). 

Pero el principal inconveniente del sexo que quiero resaltar aquí es el de ser el inventor de la muerte. Como hemos visto más arriba, los organismos unicelulares no dejan ningún resto al final de sus vidas, simplemente se dividen y vuelven a nacer de esta manera. Mediante la reproducción sexual sólo se transfiere a la descendencia una sola célula, un espermatozoide el macho y un óvulo la hembra. Una vez se han reproducido, los progenitores siguen viviendo, lo que les permite cuidar de la descendencia y asegurar su supervivencia. Pero una vida muy prolongada tras el período reproductivo haría a los progenitores competir con los descendientes por el espacio y los recursos alimenticios, lo que iría en detrimento de las siguientes generaciones.

En la evolución sólo importa la creación de variabilidad y la transmisión de ésta a las siguientes generaciones, momento en el que actuará la selección natural. Ya que una excesiva prolongación de la vida haría de freno sobre esta rueda en continuo movimiento, la única forma de quitar el freno es eliminando el lastre, eliminando a los individuos que dejan de ser fértiles. Es decir programando la muerte tras la etapa de fertilidad.

El mantenimiento de la vida de todos los seres vivos está basada en la reparación de los daños inducidos por causas internas o por el ambiente y, fundamentalmente, los causados sobre el ADN. Todos los seres vivos disponemos de varios sistemas de reparación de nuestro genoma, pero estos sistemas podrían ser más eficaces (se conocen algunos mecanismos reparadores que son más eficientes en las bacterias que en el resto de seres vivos), lo que demuestra que la evolución ha preferido una reparación parcial, no demasiado buena, lo que causa el envejecimiento y finalmente la muerte de las células y, en consecuencia y por acumulación, del organismo completo.

Una forma de deterioro constante de nuestro genoma está causada por la imposibilidad de duplicar los extremos de los cromosomas antes de la división de las células debido a que todos los cromosomas de los organismos superiores están formados por una molécula lineal de ADN. Debido al sistema de duplicación, idéntico en todos los seres vivos, un pequeño fragmento de cada uno de los extremos de cada molécula deja de duplicarse y se pierde. Repetida esta pérdida cada vez que la célula se divide en dos, promueve la pérdida gradual de los dos extremos de cada molécula de ADN, conocidos como los telómeros. Estos extremos de las moléculas de ADN son, también, muy sensibles al deterioro causado por algunas enzimas propias. Esta pérdida de ADN afecta, en primer lugar, a estos telómeros que no llevan ninguna información útil. Eliminadas estas primeras secuencias pronto empezarán a perderse otras secuencias que pueden ser esenciales para la vida de la célula y del organismo completo. Cuanto más se dividan las células y más viejas sean, más recortados estarán estos extremos y mayor efecto deletéreo tendrán sobre la vida de ese organismo. La suma de todos estos desperfectos serán, finalmente, la causa de la muerte.

Las únicas células humanas que pueden vivir eternamente son las que se convierten en células cancerosas. En la formación de un cáncer lo primero que aparece es la enzima telomerasa encargada de rehacer el telómero que se va perdiendo. Esta actividad, sólo presente en las células sexuales y en las cancerosas, es la que permite la continua división celular de los cánceres sin problema alguno.

Se piensa que las personas más longevas son las que han nacido con un telómero más largo en sus cromosomas por lo que tardarán más tiempo, que las que lo tienen corto, en empezar a perder genes importantes cercanos a los extremos de los cromosomas. Esto se podría demostrar experimentalmente midiendo los telómeros de una serie de personas al nacer y al morir (no por accidente, está claro), pero sería un experimento con varios problemas serios: tendría pocos datos, dos por persona; dependería de si entre los muestreados alguno destacase con una larga vida; y, finalmente, el investigador que tomase las muestras de los recién nacidos nunca podría acabar el experimento. La pregunta que surge aquí es ¿viviríamos muchos más años si nuestro gen de la telomerasa estuviera activo siempre? Pienso que si fuese así, una de dos: o seríamos más longevos o nos aparecerían cánceres por todas partes. ¿Alguien se ofrece como sujeto del experimento?

En un párrafo anterior decía que esta causa de muerte celular se da sólo en los organismos superiores (superiores?). Las bacterias no envejecen nunca y no mueren. Ya hemos visto que tienen algunos mecanismos de reparación superiores a los del resto de organismos. Además de esto, las bacterias se defienden de forma fulminante contra la imposibilidad de duplicar los telómeros y es no teniendo telómeros. Sencillo, eh? ¿Cómo eliminan los telómeros? teniendo su genoma en una molécula de ADN circular. Un círculo no tiene ningún extremo. ¿No creen que deberíamos cambiar lo de organismos inferiores y superiores?

La conclusión de estas ideas es que el sexo es el medio de crear vida y la causa de la muerte. Nuestros genes nos programan para nacer y para morir, pero lo que muere es la máquina inservible una vez concluida su función reproductora.

Si en lugar del sexo nuestra reproducción fuese al estilo bacteriano, llegados a un cierto tamaño nos partiríamos por la mitad para dar dos individuos con la mitad de nuestro tamaño para volverse a dividir al crecer y así sucesivamente. De esta manera, todos nuestros descendientes llevarían exactamente los mismos genes que nosotros, seríamos clones. Nunca moriría nadie, no existirían los cementerios, pero a cambio todos seríamos desesperantemente iguales.

Y ahora yo te pregunto: de poder elegir, qué preferirías ¿la ausencia del sexo y, por tanto la igualdad monótona de todos los humanos sin posibilidad alguna de distinción entre dos personas cualesquiera, sin que nadie destacase sobre los demás, sin conocer a nadie pues todos seríamos idénticos, pero sin enterrar a nadie, sin la lacra de la muerte? o ¿la angustia de una muerte segura a cambio de haber tenido una vida individual, propia, irrepetible, singular, única, llena de errores y de aciertos, de logros científicos, técnicos o humanísticos, de poder aprender de los demás y enseñar a los demás, de poder amar y ser amado? Mi contestación la tengo muy clara, si tuviese que elegir escogería el sexo con todas sus consecuencias, incluida la muerte.


4 comentarios:

  1. Sin duda una forma muy peculiar de unir ambos conceptos. Me pregunto, tu idea es que la muerte ha sido la solución escogida ante el aumento de personal generado por reproducción sexual? Mi opinión ante tu interesante reflexión es que, la muerte no es un mecanismo seleccionado por la evolución; pienso que es consecuencia del hecho que el metabolismo celular no puede funcionar hasta el infinito. Situación que se daría si una misma célula se mantuviera sin dividirse indefinidamente.

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    1. No, la muerte no está causada por el aumento de individuos sino por el lastre evolutivo que supone la existencia de individuos de una población que ya no son aptos para la reproducción pero compiten con los más jóvenes por los recursos ambientales. La eliminación de este lastre redunda en un beneficio evidente de los jóvenes que serán los que se reproduzcan, por lo que serían beneficiados evolutivamente.

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  2. Sencillamente... genial!!

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